martes, 13 de abril de 2010

La historia de los dioses humanos

Otro día en clase de Lengua. Hoy la profesora trae un cuento que contarle a los niños:
-Chicos el cuento va sobre los dioses romanos. La historia empieza así:
En el antiguo mundo vivian unos dioses. Su dios mas importante era Júpiter, dios del cielo, la luz y los fenómenos atmosféricos. Él estaba casado con una mujer muy importante, la diosa Minerva, diosa de la maternidad. Ellos formaron una familia. De su amor nació Venus, diosa de la belleza y Marte, dios de la guerra.
Un día Plutón, dios del inframundo y de los muertos, inició una tremenda guerra en el Olimpo, (lugar en el que viven los dioses). Junto con su ejercito empezó una tragedia. La gente moría, sufrían y se reinó un gran odio en la ciudad. Pero Plutón no iba a descansar hasta ser el rey del Olimpo.
Júpiter reunió a todos sus mejores guerreros y pidió ayuda a los demas dioses, entre ellos estaba: Marte, su hijo, Esculapio, dios de la medicina para ayudar a los enfermos, Neptuno, dios de los mares ...
Despues de unos años de guerra consigueron derrotar a Plutón que fue desterrado a las profundidades de donde nunca mas podría salir. Todo volvió a la calma habitual y consiguieron que por fin toda la guerra terminara.
Aquí termina la historia espero que os haya gustado y querais saber algo más.-

martes, 26 de enero de 2010


El disco de Teodosio es una gran bandeja ceremonial de plata que se conserva en la Real Academia de Historia de Madrid. Se hizo probablemente en Constantinopla para el décimo aniversario en 388 del reinado del emperado romano , Teodosio I el Grande el último que gobernó sobre ambas partes del Imperio. Esta bandeja proviene de un tesoro de objetos de plata que incluían también dos copas, descubierto en el año 1847 en A lmendralejo. Está hecho de plata sólida, con trazas de dorado en las inscripciones. Son escasos los objetos de este tipo de platería imperial que han sobrevivido. Fue encontrado en Almendralejo por unos campesinos que quisieron partirlo a la mitad para repartirselo pero no lo consiguieron por eso el disco esta partido por la mitad.

viernes, 18 de diciembre de 2009

La Educación en Roma.

ÉPOCA ANTIGUA (hasta el siglo II a. C.).

En esta época, la educación de los muchachos se limitaba a la preparación que podía darle su padre. Se trataba de una educación de campesinos, basada en el respeto a las costumbres de los antepasados (mos maiorum). Desde la infancia se les enseñaba que la familia constituía una auténtica unidad social y religiosa, cuyos poderes estaban concentrados en la cabeza, en el paterfamilias.

Hasta los siete años era la madre la encargada de la educación de los hijos. Ejerce, un papel de suma importancia: no se limita sólo a dar a luz al hijo, sino que luego continúa su obra cuidándolo física y moralmente.

A partir de los siete años era el padre quien tomaba la responsabilidad de la educación de los hijos. Un padre enseñaba a su hijo -puer- a leer, escribir, usar las armas y cultivar la tierra, le impartía los fundamentos de las buenas maneras, la religión, la moral y el conocimiento de la ley. El niño acompaña a su padre a todas partes: al campo, a los convites, al foro, etc.

Por su parte, la niña -puella- sigue bajo la dirección y el cuidado de su madre, que la instruye en el telar y en las labores domésticas.

El perfeccionamiento a su formación lo daba el ejército, en el que se ingresaba a la edad de 16 o 17 años. La fuerza del ejército rresidía en su disciplina: el cobarde era azotado hasta morir, el general podía decapitar a cualquiera por la menor desobediencia, a los desertores se les cortaba la mano derecha, y el rancho consistía en pan y legumbres.

A PARTIR DEL SIGLO II a. C.

A partir de los siglos III y II a. C maestros y rétores llegan como esclavos a Roma y se dedican a impartir la docencia en las casas de sus dueños e incluso abren escuelas.

La implantación del sistema educativo griego no se hace esperar. De este modo, la Roma rústica se va a convertir en portadora y transmisora del caudal humanístico griego. A partir de ahora gran número de pedagogos, gramáticos, retóricos y filósofos invaden las calles de Roma, y los romanos aceptan sus enseñanzas (aunque no sin algunas reticencias).

a) Enseñanza primaria.

La enseñanza primaria ocupaba a los niños desde los siete años hasta los once o doce. Podía recibirse en casa, con profesores particulares, pero la mayoría de niños y niñas acudía a la escuela del litterator.

El niño acudía a la escuela muy temprano, acompañado del paedagogus. La jornada solía ser de seis horas, con descanso a mediodía, y un día festivo cada nueve días -nundinae- . El curso comenzaba el mes de marzo, y había vacaciones estivales.

Las escuelas eran locales muy humildes, donde había sillas o bancos sin respaldo para los alumnos, que escribían con las tablillas apoyadas en las rodillas.

En la escuela primaria se aprendía a leer, escribir y contar, bajo una férrea disciplina que castigaba con severidad cualquier falta.

b) Enseñanza secundaria.

La enseñanza secundaria, impartida por el grammaticus, acogía a niños y niñas desde los once o doce años hasta los dieciséis o diecisiete. Se centraba en el estudio de la teoría gramatical, lectura de autores clásicos griegos y latinos y comentario de los textos leídos. A partir del texto se enseñaba a los niños geografía, mitología, métrica, física, etc.

c) Enseñanza superior.

Finalizada la enseñanza del grammaticus, el joven que decide dedicarse a la oratoria y a la actividad pública pasa a la escuela del profesor de retórica (rhetor), generalmente griego.

Después de una serie de ejercicios preparatorios, el alumno se ejercitaba en la declamación ,se distinguían dos géneros:

1. Suasoriae, discursos sobre temas históricos. Eran monólogos en los que personajes famosos de la historia valoran el pro y el contra antes de tomar una decisión.

2. Controversiae, discusiones entre dos escolares que defendían puntos de vista contrarios sobre temas judiciales muy variados.

DERECHOS Y DEBERES DE PROFESORES Y ALUMNOS.

1. Los profesores.

Asuma ante todo un espíritu de padre con respecto a sus alumnos. No tenga él vicios, ni los tolere. No sea desagradable su actitud austera, no sea excesiva su familiaridad; no vaya a ser que nazca de la una odio y de la otra desprecio. Hable mucho de honestidad y bondad, pues cuantos más avisos dé, menos castigará. No se deje llevar nunca por la ira, pero tampoco deje pasar lo que debe corregirse. Sea sencillo en su enseñanza, sufridor del trabajo, esté siempre cercano, pero no en exceso. Responda gustoso a los que le preguntan, a los que no le preguntan, pregúnteles de repente. En las alabanzas de las exposiciones de sus alumnos no sea tacaño, pero tampoco exagerado. Al corregir , no sea duro, y mucho menos, amenazador, pues a muchos les aleja del propósito de estudiar el que algunos les repriman como si les odiasen. Diga muchas, y diariamente, constantes ejemplos sacados de la lección para su imitación, sin embargo, según se dice, la viva voz alimenta mucho más y, sobre todo, la del maestro al que sus discípulos, si están bien educados, aman tanto como veneran. No se puede decir cuánto más gustosamente imitamos a quienes apreciamos.

2. Los alumnos.

Después de hablar bastante de los deberes de los maestros, a los discípulos, entretanto, sólo les recomiendo esto: que amen a sus maestros no menos que a los mismos estudios, y crean que son sus padres. Este deber hacia el maestro ayudará mucho al estudio, pues los escucharán mejor y creerán en sus palabras, y desearán vivamente parecerse a ellos. Finalmente vendrán contentos y entusiasmados a las reuniones de las escuelas, no se enfadarán cuando se les corrija, se alegrarán cuando se les alabe, y se dedicarán al estudio para ser los más queridos. Pues así como el deber de aquéllos es enseñar, el deber de éstos es mostrarse dóciles. De lo contrario, una cosa no sirve sin la otra.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Un poco de historia!

Lo primero que hay que saber es que el latín aparece hacia el año 1000 a.C en el centro de Italia,al sur del río Tíber.En una región llamada Latium,de ahí su propio nombre.

En los primeros siglos de Roma, desde la fundación al siglo IV a.C el latín apenas podía tener manifestaciones literarias o cientificas.
Era una lengua de campesinos.
El latín de la cuidad de Roma se impuso a otras variedades de otros lugares del Lacio,de las que apenas quedaron algunos retazos en el latín literario.Esto hizo del latín una lengua con muy pocas variedades y diferencias dialectales,al contrario que en el griego.
-Distinguimos dos tipos de lengua latina:

1 Latín vulgar: es el latín hablado, corriente y popular. En continua evolución y con diferencias dialectales entre las distintas regiones y provincias.

2 Latín literario (a partir del s. III) : es el latín culto y escrito. A diferencia del latín vulgar permanece práctimente inalterado. Fue la lengua en la que se transmitió todo el legado cultural romano.
En la península Ibérica se habló latín durante aproximadamente doce siglos pero a partir del siglo VIII se considera que el latín ya ha dejado su sitio a las lenguas romances.

LA MUJER ROMANA.

LA MUJER EN ROMA.

La mujer libre romana estaba sometida a su padre o a su marido y carecía de derechos políticos. Las niñas tampoco recibían la misma educación que los niños, raramente iban a la escuela media y nunca a la superior, aunque algunas alcanzaron un alto nivel cultural gracias a preceptores particulares.

A pesar de todo esto, la mujer disfrutaba de una gran consideración dentro de la familia y desde la época imperial disponía de un grado de libertad, mayor que las mujeres de otras sociedades de la antigüedad. Llevaba una intensa vida social propia y acompañaba al marido a actos oficiales o espectáculos.

Muchas mujeres tenían acceso a la educación, bien asistiendo a escuelas elementales o por medio de tutores privados. Tampoco es raro, ni está mal visto, que tengan conocimientos de geometría o filosofía.


En Roma la vestimenta tenía una misión concreta, comunicar el status social del que vestía la prenda. La stola cumplía esta misión. Su objetivo era mostrar, manifestar a simple vista, que la mujer estaba casada.

A diferencia de los griegos, que tenían a sus mujeres en las casas y si tenían tiempo libre, no lo pasaban en familia, los romanos sintieron un atractivo grande por la vida doméstica. La mujer aparece como compañera y cooperadora del hombre romano, está a su lado en los banquetes, comparte con él la autoridad sobre los hijos y criados y participa también de la dignidad que tiene su marido en la vida pública. Pero esta libertad no impide que sea austera y reservada, especialmente en la época republicana; incluso en el banquete, la mujer estaba sentada, no recostada, y no bebía vino sino mulsum (vino con miel); en cualquier caso, está siempre en un segundo plano y así no participa en la vida pública, en la política, en la literatura, ni puede ser cabeza de familia e incluso los nombres de oficios de la primera declinación son masculinos.

La educación femenina era prudentemente liberal. En la época infantil niños y niñas se criaban juntos; las escuelas elementales también eran mixtas. Terminados los estudios primarios, las chicas de buena familia continuaban instruyéndose privadamente en el conocimiento de la literatura latina y griega; al mismo tiempo aprendían a tocar la lira, a bailar y a cantar. Esta educación intelectual no impedía que la mujer hiciese determinadas labores: vigilaba y dirigía a las esclavas, atendía los trabajos más delicados, bordaba, etc. Aparte de esto, la mujer no tenía derechos ni podia ser cabeza de familia.

Para empezar, en el derecho romano clásico, para contraer matrimonio era necesario que ambos contrayentes ostentaran la ciudadanía romana. Esto es, que gozaran no sólo del status libertatis sino también del status civitatis (que fueran libres y además, ciudadanos), es decir el IVS CONUBIUM. Cualquier otra unión (p.ej. ciudadano-extranjera) era considerado un concubinato ("contubernio").

Debían también tener la madurez sexual suficiente (por haber alcanzado una edad o porque biológicamente mostraran signos de haberla alcanzado); usualmente, los hombres se consideraban aptos para casarse a los catorce años y las mujeres a los doce. Los hijos nacidos de este matrimonium iustum (o iusta nuptia) serían sometidos a la patria potestas.

El casamiento de dos jóvenes dependía casi exclusivamente de los padres; pocas veces se tenían en cuenta las inclinaciones de los interesados. Una vez decidido el matrimonio el primer paso era la celebración de los sponsales, ceremonia arcáica en la que los respectivos padres concertaban el casamiento de los hijos y establecían la dote que la joven aportaría al matrimonio. Antiguamente los desposados ya quedaban obligados a la fidelidad recíproca y si el matrimonio no se celebraba en el plazo estipulado, se podía perder la dote.

Hubo dos formas de matrimonio que estuvieron sucesivamente en vigor.

lunes, 26 de octubre de 2009